Día 14: 1 Samuel 21:1-9
Lea 1 Samuel 21:1-9
Información útil:
En 1 Samuel 21, David está huyendo del rey Saúl, quien intenta matarlo por celos y por temor a que David ocupe su lugar como rey. Las cosas pintaban mal para David, pero aún contaba con un amigo leal, Jonatán, que lo protegía. Él oraba por la seguridad de David, creía que Dios derrotaría a los enemigos de David y prometió apoyarlo como futuro rey (1 Sam. 20). Aunque David sigue huyendo para salvar su vida, tiene buenas razones para tener esperanza: ha escapado de nuevo, el propio hijo del rey cree en él y lo apoya, y Dios ya ha demostrado que puede mantener a David a salvo.
Hambriento y desesperado, David acudió a Ahimélec, en Nod, en busca de comida. Sin embargo, el sumo sacerdote le informó de que no había «pan común», sino solo pan consagrado o «pan de la presencia». Según el ritual sacerdotal, este «pan de la presencia» se colocaba ante el Señor cada sábado, pero se sustituía por pan fresco el sábado siguiente. Una vez que el pan era retirado de la presencia del Señor, los sacerdotes debían comerlo en un lugar santo (véase Lev. 24:5-9). En pocas palabras, a David y a sus hombres no se les permitía comer este pan. Es a este episodio de 1 Samuel 21:1-9 al que se refiere Jesús en su confrontación con los fariseos.
Preguntas para reflexionar:
¿Por qué crees que Ahimélec estuvo dispuesto a dar a David el pan consagrado?
¿Cómo utiliza Jesús este ejemplo de la vida de David para respaldar su afirmación de que «el sábado fue hecho para el hombre»? ¿Cómo pone de manifiesto este ejemplo las normas estrictas y antibíblicas de los fariseos sobre el sábado?
Los fariseos establecieron reglas adicionales para proteger el sábado, pero terminaron convirtiéndose en un ritual muerto sin lugar para la misericordia, la compasión, el descanso o el deleite en Dios. ¿En qué otras áreas has visto que se establecen reglas religiosas donde no son necesarias?